¿Qué nos motiva en una ciudad a desplazarnos de un lugar hacia otro? Entre el deseo y la necesidad hay varios grises de por medio que oscilan entre las motivaciones racionales y las emocionales. Pero hoy, el impulso a movernos tiene por delante restricciones que definirán la evolución de la pandemia y el estado de salud de propios y ajenos.
¿Podemos adaptarnos a tanto? ¿Cumplimos esas normas aún sin saber cuándo volveremos a los bares, a los parques o a las casas de amigos? La respuesta, de nuevo, puede depender de nuestro estado de ánimo, pero para despejar dudas podemos consultarle a ese oráculo mediado por una pantalla llamado Google.
Desde que comenzó la pandemia, la empresa estadounidense puso a disposición un informe de Movilidad Local basado en los datos que brindan los celulares que tienen activado el historial de ubicaciones. El alcance de esta información no podía ser sino global pero también es capaz de detallar lo que ocurre en cada provincia y ciudad, junto con la movilidad hacia el trabajo o al supermercado, a tomar un colectivo o a la farmacia. Sí, todo ese rompecabezas de intimidad lo regalamos desde nuestro móvil.
En dicho informe puede verse con claridad cómo los tucumanos redujeron su tránsito en toda la cuarentena. Claro que estos datos no pueden ser considerados científicamente, pero sí pueden ofrecer una generalidad sobre el comportamiento de un sector de la población. Ni bien comenzó la etapa de aislamiento, la movilidad se redujo un 55% en nuestra provincia respecto a los valores normales que se detectaban en las primeras semanas del año. El “efecto del martillo”, que algunos expertos referían durante el momento inicial de la pandemia, fue eficaz en nuestras calles y, con el pasar de las semanas, se fue relajando.
Según detallan los gráficos del reporte, el tránsito hacia los supermercados y hacia el trabajo fue lo que primero se reactivó y de hecho, los datos de agosto indican que son los lugares con mayor movilidad. En tercer puesto queda la movilidad hacia los comercios, luego hacia los parques y en último lugar la movilidad hacia estaciones de transporte. Como contraparte, las zonas residenciales fueron las que tuvieron mayor movilidad en todo este tiempo.
Los datos entonces aseguran que, al menos un gran porcentaje de las personas que tienen celular, acató a la cuarentena y lo sigue haciendo hoy con un 25% de reducción en Tucumán. Al final de cuentas, las ideas sobre nuestro comportamiento y sobre nuestra supuesta falta de responsabilidad pueden estar fundadas en percepciones quizás incompletas. Si comparamos la actitud de los tucumanos en el NOA vemos que pudimos reducir nuestra movilidad no tanto como Jujuy, provincia gravemente afectada por el virus, pero sí más que Salta.
En tiempos de restricciones, protocolos e incertidumbres, este curioso panorama puede servir para confiar un poco más en nosotros como ciudadanos y sobre todo en la etapa más difícil de la pandemia que ahora nos toca. Lejos estamos de una cultura disciplinaria como la de Taiwán, pero de forma consciente o inconsciente pudimos acatar algunas medidas de forma efectiva. Para seguir podemos optar entre los datos de Google, invasivos pero certeros, o las sensaciones para evaluar nuestro alrededor. Si bien las emociones siempre son válidas, para este momento quizás la razón sea la foto más alentadora.